La buena cara del mundo/ https://lacarabuenadelmundo.com/agricultores-de-brasil-convierten-el-desierto-en-un-bosque
El proyecto, liderado por el ingeniero Nelson Araújo, ha logrado revivir un área totalmente desértica. Mediante el uso de varias técnicas y la elección de las especies adecuadas, el pequeño municipio de Poções ahora es un paraíso.
Os contamos el proceso que han seguido y cómo han logrado revertir las condiciones del suelo
La mano del hombre a veces destruye y otras construye. Y esto es justo lo que ha sucedido en esta zona semiárida de la región de Bahía, en Brasil. En concreto, las manos de Nelson, un ingeniero retirado de 66 años, han sido las que han iniciado el cambio. Todo comenzó en un pequeño terreno que pertenecía a su padre.
Convertir el desierto en un bosque
El terreno en el que comenzaron las labores se había trabajado de forma tan intensa que terminó por secarse. En un inicio, allí se sembraba mandioca, pero al agotarse pasó a servir de pasto para el ganado. Esto provocó una reacción en cadena que terminó por desertificar la zona.
Fue entonces cuando Nelson decidió poner solución a esta problemática que afectaba tanto a los humanos como a los ecosistemas. Comenzó a plantar caatinga, un tipo de vegetación característica de Brasil. Esta variedad se caracteriza por su capacidad para crecer en espacios áridos, aunque es necesario controlar su desarrollo.
Una vez controlada, la planta creció hasta el punto de dar sombra y permitir la convivencia con otras variedades. Así, se logró fertilizar el suelo con el material podado y convertir el desierto en un bosque. Lo sorprendente de este proyecto es que en solo tres años, ya se aprecian los resultados.
Un ejemplo de agricultura regenerativa
Nelson es un ejemplo de que las cosas se pueden regenerar y hacer bien con el menor impacto posible. Por ejemplo, no han hecho uso de fertilizantes ni pesticidas artificiales, ya que han sido las raíces de la caatinga las que han cambiado la condición del suelo.
Posteriormente, la poda de esta variedad sirvió como propio fertilizante para el suelo. Esto permitió que, a su vez, se pudieran ir incorporando más especies y variedades. Este es un claro ejemplo de cómo la agricultura regenerativa bien estudiada puede devolver la vida a lugares inhóspitos.
Nelson se encargó también de traer especies más grandes que ha logrado incorporar con éxito. De hecho, ya crecen árboles de mediano tamaño, algo que contribuye a la frondosidad de la zona. El suelo ahora ha recuperado sus propiedades y sigue su propio curso natural.
Esta noticia tan positiva para el medio ambiente es un reflejo de que todo se consigue con esfuerzo. Y de que, a pesar de la destrucción, siempre hay cabida para un nuevo renacer.
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