Carla García/ 20/06/2019/ https://news.un.org/es/story/2019/06/1458081
Tradicionalmente, el yoga nos ha alertado de la interdependencia del género humano y la naturaleza. El sólo hecho de hacer a las personas conscientes de su respiración es una forma de vincularlas con su propia naturaleza y con su medio. Hacer yoga ha tenido siempre una dimensión ecológica que, no obstante, en la vida moderna llega a ignorarse cuando se piensa que se trata nada más de un ejercicio físico, pero su práctica puede ayudar a proteger ese entorno y a hacer frente al cambio climático.
Yoga y medio ambiente
El Día Internacional del Yoga se dedica este año a la respuesta al cambio climático. Es la quinta celebración de la jornada cada 21 de junio, luego de que la Asamblea General de la ONU obtuviera el histórico voto unánime de sus 193 Estados miembros para instituirla a partir de 2015.
En estos cinco años, la reacción internacional frente a este Día ha superado las expectativas, asevera Syed Akbaruddin, embajador ante las Naciones Unidas de la India, el país patrocinador de la iniciativa.
“Quizá sea el Día Internacional celebrado con mayor entusiasmo a nivel mundial. El entusiasmo crece más allá de un país, grupo o grupo de países. Es un fenómeno global, cuya popularidad ha aumentado”, subraya el diplomático, quien afirma que el yoga es parte de la corriente de la sociedad civil que busca modelos más saludables en todos los terrenos.
¿Por qué se eligió la acción contra el cambio climático este año para marcar el Día internacional? “La respuesta a ese evento ya no es un lujo sino una necesidad”, responde el embajador.
“Globalmente hay una mayor conciencia del impacto que el cambio climático está teniendo en nuestras vidas y de la necesidad de hacer algo al respecto. Desde nuestra perspectiva, el enfoque sostenible que tiene el yoga es clave para un estilo de vida que puede ayudar en la respuesta al cambio climático”, dice Syed Akbaruddin.