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3 LEYENDAS ROMÁNTICAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA

por admin

¡Hola viajeros y viajeras sostenibles! 

¿Sabes cuál es la mejor forma de vivir la esencia de un destino? A través de sus leyendas locales. Esas historias que han pasado de boca en boca, en  generación en generación, y que ni siquiera el paso del tiempo las han borrado. Dada a su trayectoria histórica, España es un lugar repleto de leyendas de un sinfín de temáticas. Por eso, hoy te traemos 3 leyendas románticas (más bien trágicas) de tres destinos Españoles.

 

Salto de la novia (Navajas, Castellón)

Adentrándonos al interior de Castellón, en el municipio de Navajas se encuentra la cascada del Brazal que da lugar a un maravilloso paisaje muy recomendable para hacer senderismo. Pero a este bello lugar, durante cientos de años se le ha conocido como el Salto de la Novia por la trágica leyenda que le precede.

Según cuenta la leyenda, antaño en el pueblo de Navajas había una tradición que las parejas tenían que realizar antes de contraer matrimonio. Se trataba de una prueba de amor donde la novia tenia que cruzar saltando la cascada hasta la otra orilla sin ningún tipo de percance. Si la novia era capaz de conseguirlo el pueblo bendecía a la pareja con un matrimonio feliz y duradero, en el caso contrario se creía que el matrimonio no iba a tener futuro y las parejas no seguían a delante con el casamiento.

Nuestros dos jóvenes novios protagonistas, decidieron realizar la prueba para enorgullecer a sus familiares delante de sus vecinos. Pero ese día el agua azotaba con gran potencia. Aún con las advertencias de lo peligroso que puede llegar a ser saltar en esas condiciones, la novia, avivada por la emoción del momento, decidió saltar con la mala suerte de resbalar y caer río abajo.  El novio, desesperado, se arrojó al río en un intento de salvar la vida de su amada. Ambos fueron encontrados, abrazados el uno al otro, sin vida.

Leyenda del Castillo de Pedraza, en Segovia

La siguiente leyenda transcurre en la Segovia del S.XIII.  Elvira, una bella muchacha, hija de pobres colonos y Roberto, un joven labrador, se enamoraron profundamente el uno del otro. Pero tal era la belleza de la mujer que el señor de esas tierras también se enamoró de ella. Haciendo uso de su poder y posición social, el señor del castillo reclamó a la dama como su esposa, otorgándole el titulo de noble castellana.  Por su parte, Roberto, se refugió en la religión para convertirse en fraile.

Pasado el tiempo, el noble castellano eligió al monje más virtuoso del monasterio para reemplazar al capellán del castillo, sin recaer que el elegido era el antiguo amado de su esposa. Debido a las frecuentes guerras, el noble tuvo que abandonar el castillo para la defensa de Castilla, dejando a solas a los dos antiguos amantes.  Una vez de vuelta a sus dominios, le llega la información de que su esposa y el fraile han revivido su antiguo amor, siéndole infiel durante su ausencia.  Ante esta deshorna, focaliza toda su furia en el fraile otorgándole un regalo envenenado:  una corona con púas de hierro enrojecido.  Tras ver lo que acababa de suceder con su único amor, Elvira, decide acabar con su vida clavándose en daga en el pecho. 

Los amantes de Teruel

Esta es la historia de amor entre Isabel y Diego, dos nobles de distinta posición social, data del S.XII. Nuestros dos protagonistas crecieron juntos en Teruel hasta que su amistad se convirtió en un amor apasionado.  Pero esta relación quedó totalmente prohibida por el padre de Isabel, quien no iba a permitir que su hija contrajera matrimonio con un linaje inferior sin riquezas.

De esta prohibición nació un pacto entre ambas familias: Si en cinco años Diego era capaz de conseguir riquezas y honores, el padre de Isabel daría su bendición para que su hija pudiera contraer matrimonio con Diego. Dispuesto a conseguir la mano de su amada Diego pasó esos años luchando en las cruzadas, mientras que Isabel le esperaba con ansias a pesar de las malas noticias que llegaban.   Pero los años pasaron y su amado todavía no había regresado.  Cumpliendo los deseos de su padre, Isabel se casó a los 5 años y un día con Don Pedro de Azagra.

Sin darse por vencido, Diego fue en busca de su amada para pedirle un beso que tanto había ansiado durante estos años. Pero Isabel, fiel a los votos que había prometido a su recién marido bajo la mirada de Dios, rechazó la petición de Diego.  El pobre corazón de Diego, dejó de latir por el rechazo de su amada.

Isabel , le concedió esa muestra de amor que tanto había ansiado Diego en vida, sin saber que también iba a ser su final para ella. Desde ese día, Diego e Isabel descansan en paz juntos en el Mausoleo de los Amantes dentro de la Iglesia de San Pedro.

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