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VIAJE A FUNCHAL, EL DESTINO ‘ANESTESIA’ DE MADEIRA QUE ESTABAS BUSCANDO

Una zona vieja repleta de arte urbano, un paisaje que funde el Atlántico con todas las tonalidades posibles de verde, una poncha en mitad de la selva o un hotel que era una antigua fábrica de bordadeiras. Una completa carta de amor a la naturaleza. Sí, querrás quedarte a vivir en Madeira.

por admin
Bazaar  10/06/2023 https://www.harpersbazaar.com/es/cultura/viajes-planes/a44050549/turismo-madeira-funchal-que-ver-barcelo-old-town/

Entre los viajes pendientes de la ruta por Portugal se encontraba Madeira. Tras una reciente y larga estancia en Lisboa, un mes entre Cascais y Estoril y, después de viajar a la azorana isla de Terceira unos días, aterrizar en el Aeropuerto Internacional Cristiano Ronaldo (bautizado en 2017 bajo esta denominación para promover su turismo, y porque fue la cuna que le vio nacer) fue una de esas casualidades del destino que llegaron en el momento preciso. Porque todo pasa por algo, y esta isla es uno de esos paraísos naturales capaces de ayudarte a pulsar el botón de switch off cuando más lo necesitas. Es el pause. Y produce el mismo placer que el modo avión.

Acompañada de sus hermanas, Porto Santo (conocida como “la playa de Madeira”) y las islas Desertas, Madeira se encuentra a la altura de Marruecos, a 660 kilómetros de Canarias, y a más de 900 kilómetros de la capital portuguesa, en el sudoeste de Lisboa. A pesar de su superlativa y creciente fama, todavía son muchos los que no la sitúan en el mapa. He ahí parte parte del secreto de su magia, aunque apenas hay edén europeo que permanezca en secreto para británicos, franceses y americanos; pues ellos ya la han emplazado como uno de sus lugares de residencia en verano.

Nada más llegar, el aeropuerto sorprende con varios homenajes a Cristiano Ronaldo, pero también con un espectacular paisaje de diferentes verdes que se divisa montañoso en el horizonte, y un telón de fondo bañado por el azul intenso del océano Atlántico. Un recibimiento sorprendente que vaticina tan solo un poco de todo lo que depara la isla: un norte de viñedos, un sur de bananeras, y un mix de fauna y flora que ayudan a que, no solo cumpla, sino que supere cualquiera de nuestras expectativas.

Decir que Madeira es perfecta para una escapada en clave slow y calmada es una afirmación muy manida al igual que lo es afirmar que se trata de una de las regiones más hermosas de Portugal. Puede que quizá lo sea también del mundo. Suma cada vez más alojamientos turísticos. Y, aunque muchos de ellos invitan a quedarse en mitad de los valles o de las montañas para soñar sin parar durante unos días, sin embargo, es su capital la que se impone como el sitio ideal en el que tenerlo todo. Montañas, ciudad y mar. Alboroto y calma. Un reloj que parar solamente si tú quieres. Y es que Funchal tiene poco más de cien mil habitantes, pero ya son muchos más que los que se encuentran alrededor de toda su geografía.

Qué ver en Madeira

UN PASEO POR FUNCHAL

Antes de adentrarse en la naturaleza de Madeira, desde el hotel es fácil recorrer Funchal. Entre edificios bajos blancos y el suelo empedrado identificativo de Portugal, la ciudad te da la bienvenida con música en la calle, terrazas abarrotadas de turistas, tiendas de productos locales, y varios callejones repletos de restaurantes de comida donde probar buen pescado o alguna de sus (obligadas) ponchas. Puedes ir a su zona antigua, que era el antiguo barrio de pescadores y comerciantes, para probar algunas de las mejores. Tú eliges: la poncha regional o la local, pero cuidado porque los lugareños dicen que se bebe “despacito y sin levantarse de golpe”. Nada que extrañe, pues se trata de la bebida más típica madeirense elaborada a partir de aguardiente, miel de caña de azúcar, zumo de limón o naranja. Una mezcla imponente y apta para valientes que carece de horario para cualquier madeirense.

Paseando por esta zona, concretamente por la calle de Santa María, llama la atención el arte urbano que la decora. Casi todas las puertas se encuentran pintadas con diferentes dibujos y estallidos de color, una iniciativa que comenzó en 2010 para huir del abandono de la zona y que, ahora, ha logrado convertir a esta arteria en uno de los puntos neurálgicos de los turistas.

También el mercado de Lavradores es de esos que también merece la pena conocer. Este proyecto, llevado a la realidad por Edmundo Tavares, te sorprende por fuera con sus azulejos y, por dentro, con dos plantas en las que encontrar el mejor producto de la isla. En la inferior, charcutería y pescado; en la superior, una amplia variedad de frutas y vegetales que te adentrarán, de lleno, en los sabores, colores y olores de Madeira.

Puede que en esta zona del Atlántico encuentres una mezcla curiosa formada por diferentes embarcaciones de cruceros e incluso, algún barco pirata. Todavía se acercan a la isla, pero hace años lo hacían todavía más. Para intentar paliar este problema, se construyó el fuerte de Sao Tiago, una imponente edificación planteada para proteger a la ciudad de corsarios y piratas. Una visita perfecta para teletransportarte en el tiempo.

Pero si buscas tranquilidad y pasar una tarde bajo el sol descansando, en el Jardim de Santa Catarina encontrarás también tu espacio. Es otro de los pulmones de la ciudad, pero mucho más urbano. Si buscas desconectar fuera del hotel y reponer fuerzas para continuar conociendo Madeira, aquí sí es.

Más allá de Funchal

MADEIRA DE NORTE A SUR

A pesar de todos los atractivos con los que cuenta Funchal es cierto que con un par o tres días tienes tiempo suficiente para verlo. Todos los que nos desplazamos hasta Madeira buscamos comprobar si esos paisajes verde que vemos en fotos realmente existen. Tenemos buenas noticias: sí, y son más impresionantes todavía en persona. En el Barceló Funchal OldTown te ayudan a descubrirlos así que, un consejo: quédate más tiempo.

Desde el hotel puedes solicitar una jornada en un 4×4, guiada por los mejores guías de Brave Landers. Te llevarán por lugares a los que tú jamás te atreverías a ir en coche, ya que muchos de esos caminos ni están preparados para cualquier automóvil normal, ni tampoco son de fácil acceso cualquier día. Montado en este vehículo descubrirás algunos de los secretos mejor guardados de Madeira. Y, aunque sabemos que conocer las edificaciones de techo de caña de Santana es uno de los requisitos, hay muchos más reductos por descubrir.

En el sur, además de indagar en su tradición bananera, comprobarás, como dicen desde Brave Landers, “el backstage” de Madeira. Es decir, zonas que todavía no han sido conquistadas por edificios y que cuentan con el encanto de que todavía por allí pasa por las mañanas un camión con fruta y verdura de los mejores huertos para acercárselo a sus habitantes.

En el norte el paisaje cambia. Allí todos los verdes se funden, es difícil encontrar casas (muchas de ellas son alojamientos turísticos escondidos en mitad de la naturaleza), y los viñedos invaden su paisaje. También hay algunos espacios que no te esperas, como el museo de la Miel o el de la Cal, sustancia que empleaban antes en la fabricación de las casas.

Si tienes varios días, también te recomendamos visitar Porto Moniz, en el oeste; ver el atardecer en Pôr do Sol, visitar Camara de Lobos y, si te da tiempo, desplazarte hasta Porto Santo. Es un espectáculo. Un consejo: para ir no te guíes por el tiempo. Cuando preguntas a un madeirense si hace buena temperatura y sol te responden como si fueran de mi tierra, de Galicia: “sí y no”. Depende. Y es que, al igual que ocurre en Azores, allí puede estar lloviendo en un rincón de la isla, pero si te desplazas tan solo cinco minutos en coche puedes encontrarte con mucho sol. Puede llover repentinamente y puede parar de inmediato. Y así sucesivamente.

 

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