La región del Caribe colombiano aúna sol, playas, naturaleza, historia, costumbres y bailes con la alegría de la gente de esta zona del país para dar la bienvenida a los viajeros.
Nuestro viaje comienza en una de las ciudades más bellas y mejor conservadas de América, Cartagena de Indias, donde la brisa marina y los atardeceres transforman los colores de las fachadas de casas de más de 400 años que hechizan al visitante. Esta ciudad, Patrimonio Histórico de la Humanidad, conserva la arquitectura colonial de sus construcciones y el conjunto de fortificaciones más completo de América del Sur, por lo que dar un paseo por su casco histórico es una forma ideal de introducirse en sus siglos de historia.
A tan solo 15 km de Cartagena se encuentra el aviario más grande de América, una experiencia turística que promueve el cuidado de la naturaleza junto con la importancia de la sostenibilidad ambiental. El Aviario Nacional de Colombia cuenta con 138 especies de aves y 1.800 ejemplares, entre ellos: el águila arpía, el tucán caribeño, los flamencos rosados o la grulla corona, entre otros. Cuenta además con tres ambientes eco sistémicos (selva húmeda tropical, litoral y desierto) que sustentan su amplia variedad de exhibiciones permanentes. Después de disfrutar de esta visita se hace imprescindible disfrutar de la cocina caribeña desde un restaurante ubicado al lado de la playa donde podrá degustar sus platos de pescado.
El viaje continua realizando una visita al archipiélago de las Islas del Rosario, concretamente a la isla Tierra Bomba. Sus playas blancas y el agua cristalina invitan a los amantes de sol y playa a sumergirse en este paisaje maravilloso descubriendo peces exóticos mientras practican esnórquel.
Volviendo al punto de partida de nuestro viaje, realizaremos un traslado desde Cartagena a Minca, un pequeño pueblo de 500 habitantes en la Sierra Nevada, pasando por Barranquilla. En Barranquilla, pasará sobre el enorme río de Magdalena, el río más grande de Colombia. Disfrute de las hermosas vistas a través de la costa Atlántica durante el recorrido para finalmente alcanzar nuestro destino. Minca está ubicado a 650 metros sobre el nivel del mar, rodeado por una naturaleza exuberante.
Durante el cuarto día de viaje nos adentraremos en la naturaleza de Minca, en la montañas de Sierra Nevada, donde podrá realizar trekking alrededor de ríos de agua cristalina hasta la “Cascada del Amor”. Refrésquese bajo esta pequeña cascada y simplemente observe la diversidad de flora y fauna.
Al día siguiente nos trasladaremos desde Minca a Santa Marta, un destino difícil de olvidar. La ciudad está ubicada a orillas de la bahía de Santa Marta sobre el mar Caribe, en las estribaciones de la Sierra Nevada, cuyos picos pueden verse en días despejados desde la playa. Esta ciudad es la más antigua de América del Sur con un patrimonio arquitectónico inigualable, hermosos paisajes y un gran legado cultural con sus tesoros coloniales. Aquí los visitantes siempre encuentran qué hacer: bucear, practicar deportes de aventura y visitar playas donde la selva se junta con el mar. También puede observar aves, hacer un recorrido histórico por la ciudad o visitar el corazón de la cultura Tayrona y sus tesoros coloniales. Para quienes elijan esta última opción, podrán visitar las ruinas de Pueblito, el asentamiento de los indígenas de Tayrona. Este lugar del Parque Nacional Natural Tayrona cuenta con terrazas escalonadas recubiertas por fuera por muros de contención, también tiene construcciones de piedra en forma anular, caminos internos de grandes lozas talladas, escaleras y puentes construidos en piedra con diferentes tipos de diseño y grado de elaboración.
Santa Marta es el último destino de nuestro viaje, una ciudad privilegiada al tener la montaña costera más alta del mundo, esta majestuosa sierra con sus cúspides nevadas es epicentro histórico y cultural de una de las civilizaciones más importantes de la historia, consagrando en un destino turístico mágico, la sabiduría de la naturaleza y la indígena. Fue declarada por la UNESCO como Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad en el año de 1979.
